Anotaciones en el camino...

Los cristianos tenemos un gran mandamiento: Amar a Dios por encima de todas las cosas. Para ello, primero hay que creer en Él y conocerlo; buscarlo y encontrarlo. Estas Anotaciones son solo una invitación para que realices, si no lo has hecho antes, tu propia búsqueda de Dios, de su Palabra, de su Espíritu y puedas conocerlo y amarlo personalmente. Lo que importa es que emprendas ese camino de búsqueda y escribas tus propias anotaciones y las guardes siempre en tu mente y tu corazón.

LOS VALORES DEL CRISTIANISMO: UNA OPCION DE VIDA FUNDAMENTAL




"Sabemos que todo lo escrito en tiempos pasados se escribió para nuestra instrucción, a fin de que mantengamos firme la esperanza, mediante la constancia y el consuelo que infunden las Escrituras"  
Romanos 15,4-6



La opción de vida que ofrece el cristianismo, se fundamenta en un conjunto de valores aportados por Cristo a la humanidad. Parte de la base, de que Dios se ha comunicado con el hombre a lo largo de la historia a través de distintas personas, quienes a su vez, se han encargado de transmitir el mensaje de Dios al resto de los hombres. Del pueblo judío, pueblo especialmente amado por Dios, surge la persona de Cristo, quien con sus enseñanzas logra transformar radicalmente la civilización occidental.

Cristo habla con autoridad, con absoluta seguridad y con el ejemplo, sobre la vida después de la muerte. Resucita a varias personas, y el mismo, después de muerto, vuelve a la vida terrenal y se comunica con sus discípulos. No solamente ofrece la certeza de otra vida después de la muerte, sino que la ofrece como vida eterna, inacabable, para quien la quiera.
El señala un camino para llegar a ese destino. Enseña lo que el hombre debe "ser" y tiene que "hacer" para lograrlo. Muestra cuales son los "principios" y los "valores" que rigen el comportamiento y la actitud del hombre ante la vida; cual debe ser su conducta para estar en sintonía con el proyecto de vida eterna que ha manifestado Dios.

Habla del amor de Dios, como Padre; de la reconciliación y el perdón, del arrepentimiento; de una nueva alianza; de una vida perdurable.

Cristo se presenta como “Hijo de Dios”, como el Mesías tan anunciado por los profetas, y esperado por el pueblo judío. Fueron pocos, sin embargo, quienes le creyeron realmente en su época y el mismo pueblo judío, guiado y alentado por sus sacerdotes, lo condena a muerte, por sacrílego.

Que se sepa, no nació, ni vivió en palacios. No fue hijo de reyes. No conoció las riquezas materiales, ni recibió educación especial. No obtuvo el título de sacerdote, ni de maestro, ni filósofo, ni de doctor en leyes. No fue príncipe, ni gobernante.

Por el contrario, nació arrimado en un pesebre en Belén; su entrada “triunfal” a Jerusalén fue a lomos de un pequeño asno, prestado. Su “coronación” como rey, se hizo en medio de las más grotescas burlas y ofensas. Su muerte, crucificado junto a dos ladrones.
Sufrió en persona los mayores desprecios y la humillación.
En Roma, capital del mundo para aquel entonces y centro de la cultura occidental, no se enterarían de su existencia sino muchos años después de su muerte.
¿Cómo se puede explicar que su enseñanza haya cobrado tanta fuerza e importancia a lo largo del tiempo, hasta llegar inclusive a dividir la historia occidental en “antes y después" de Cristo?
¿Por qué?





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Macaira

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