Anotaciones en el camino...

Los cristianos tenemos un gran mandamiento: Amar a Dios por encima de todas las cosas. Para ello, primero hay que creer en Él y conocerlo; buscarlo y encontrarlo. Estas Anotaciones son solo una invitación para que realices, si no lo has hecho antes, tu propia búsqueda de Dios, de su Palabra, de su Espíritu y puedas conocerlo y amarlo personalmente. Lo que importa es que emprendas ese camino de búsqueda y escribas tus propias anotaciones y las guardes siempre en tu mente y tu corazón.

Punto de no retorno





Cuando piensas que has llegado al final de camino  que conduce al Reino de Dios,  alguna vez te darás cuenta,  que no es así  y que, por el contrario,  aún te faltan muchas otras montañas,  mares, selvas y desiertos  que atravesar.

Sin embargo,  habrá  un momento,  un instante casi imperceptible,  - mágico - en el que te percatas  que ya estás  en un punto de no retorno.  En el que ya no hay regreso posible.

 Es porque tu Dios Padre te sostiene con sus brazos.

Sientes entonces la cercanía a un sitio maravilloso,  
cuya atracción se percibe y te da más fuerzas  para seguir adelante.  Como si estuvieras  volviendo  a la tranquilidad del hogar,  a tu refugio de siempre,  allí donde te encuentras feliz y a gusto, y  de donde ya nadie  te puede sacar.

A partir de ese momento,  ya no hay pasado... todo te ha sido perdonado. 

Ahora solo queda por delante la imagen de vivir en el Reino de la Paz  
junto a tu Dios Padre. 

 Él equien vela por ti y siente la alegría de saber que finalmente estás llegando...

Llegas al Reino donde no hay leyes, ni pecado,  ni presiones,  ni maldad,  ni violencia.  Solo paz, bondad y armonía.  

Es el Reino de la Paz  al que has entrado por tu propio  esfuerzo, con tu espíritu renovado y limpio, gracias a la ayuda y guía  de Jesús y de Dios, tu Padre.

El pasado ya no cuenta. Estás en una nueva etapa,  
donde todo lo pasado pasó y se quedó atrás. 

Nuestro futuro  es la plenitud de esa felicidad, de haber encontrado y estar cerca de Dios y de su Hijo,  compartiendo con Ellos un mismo espíritu de santidad,  
su Espíritu Santo,  el Espíritu del  Amor Eterno  de Dios.

La lucha contra el espíritu del mal termina en algun momento, 
dejando el camino libre hacia el Reino de Dios.

El demonio tratará de arremeter una y otra vez, 
buscando cualquier pretexto en el pasado. 

Pero ya no hallará nada en el pasado
¡porque Dios lo ha borrado todo!

Pedimos perdón por todo el daño que pudimos causar en esta  lucha espiritual desenfrenada, que muy pocos están en capacidad de entender.

Ha sido una lucha tenaz, en la que muchas veces perdimos 
el control de nuestros propios actos.

Asimismo, perdonamos a todos los que voluntaria o involuntariamente 
nos hicieron daño. 

La vida sigue ahora por un rumbo distinto, hemos cambiado nuestro espíritu y nuestro corazón, que ahora solo tienen un destino: el que nos mostró Cristo…

Nuestro  Dios Padre y su Reino de Paz.



Macaira

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