Dios posee una infinidad de múltiples y diferentes espíritus. Por eso es Dios.
Uno de sus espíritus, es el Espíritu de la Santidad, su Espíritu Santo, su Espíritu de Amor.
Aquellos, quienes aquí en la Tierra logren adoptar, convertirse y revestir su propio espíritu con el Espíritu
Santo de Dios, entran con toda seguridad en el Reino de la Paz y obtienen la Vida Eterna, como
Gracia Divina.
Nuestra vida en este mundo consiste en luchar porque nuestro espíritu sea un único y un mismo Espíritu con el Espíritu Santo de Dios, su Espíritu de Santidad, desechando a todos los demás espíritus dentro de nosotros.